Grandes Maestres

LA ELECCIÓN DEL GRAN MAESTRE


Cuando el gran maestre en ejercicio moría, era envuelto en su capa blanca y el cuerpo quedaba expuesto en la capilla. Durante la semana que seguía a su muerte todos los hermanos de la orden debían rezar cada día cien padrenuestros por el reposo de su alma. La ropa del difunto era regalada a los leprosos y sus pertenencias personales eran repartidas entre los hermanos presentes. A los ocho días de su muerte era inhumado en una tumba anónima.

El mariscal del temple se encargaba, mientras el puesto estaba vacante, de la marcha de los asuntos cotidianos y reunía lo antes posible a los dignatarios, es decir a los comendadores provinciales.

Cuando el colegio estaba reunido empezaba por nombrar al gran comendador de la elección, que se elegía por mayoría de votos. El comendador proponía entonces una pequeña lista de nombres que había establecido con la ayuda del mariscal y de los comendadores de Jerusalén, Trípoli y Antioquía.

Luego el gran comendador de la elección elegía a otro hermano y se retiraban a la capilla para meditar y elegir a otros dos miembros más. Los cuatro nombraban a otros dos y así sucesivamente hasta formar un grupo de doce. Era obligatorio que el grupo estuviera formado por ocho caballeros y cuatro sargentos procedentes de provincias diferentes.

Los doce y el capellán debían presentarse ante el capítulo y luego se retiraban a la capilla en donde examinaban los nombres propuestos y seleccionaban dos. Salía electo el que obtenía el mayor número de votos. Se comunicaba inmediatamente su nombre al capítulo. Luego era proclamado gran maestre al tiempo que resonaba un Te Deum en honor del Espíritu Santo, inspirador de la elección.

La ceremonia concluía con esta declaración del comendador de la elección "Amados señores, dad gracias a Dios y contemplad a vuestro maestre".

A partir de 1153 el maestre fue llamado "Gran Maestre por la Gracia de Dios". El electo obligatoriamente debía ser caballero y con frecuencia había desempeñado un cargo importante en Tierra Santa.

LOS PODERES Y LA CASA DEL GRAN MAESTRE

La autoridad que el maestre detenta y debe hacer respetar es real pero no absoluta, pues está limitada por las acciones del capítulo o del convento. "Los hermanos del Temple deben obedecer al maestre y éste debe obedecer al convento" precisa la regla. Sólo con la venia del capítulo y el voto mayoritario de sus miembros puede:

- Modificar o añadir un artículo de la regla
- Enajenar o vender los bienes de la orden
- Concluir un tratado Disponer del tesoro
- Nombrar los grandes comendadores de provincias
- Aceptar una candidatura
- Retirar el hábito o condenar a la pérdida de la casa

En sus relaciones con los soberanos el maestre del Temple detentaba el rango de príncipe y su casa debía estar a la altura de esa posición. Estaba compuesta por:

- Un capellán, hermano de la orden
- Dos escuderos encargados de sus armas
- Un secretario permanente
- Un turcopolo 
- Un cocinero
- Dos criados y un mariscal herrero

Dos caballeros lo escoltaban en todos sus desplazamientos y cabalgaban detrás de él.

En campaña, su tienda, que era redonda en recuerdo del Santo Sepulcro, se levantaba en medio del campamento con el Bausán plantado en la entrada.


Los 23 Grandes Maestres
Hugues de Payns 1118-1136
Robert de Craon 1136-1146
Everard des Barres 1146-1149
Bernard de Tremelay 1149-1153
André de Montbard 1153-1156
Bertrand de Blanquefort 1156-1169
Philippe de Milly 1169-1171
Eudes de Saint Amand 1171-1179
Arnaud de Toroge 1179-1184
Gérard de Ridefort 1185-1190  
Robert de Sablé   1191-1193
Gilbert Erail 1194-1200
Philippe de Plessis 1201-1210
Guillaume de Chartres 1210-1219
Pierre de Montaigu 1219-1232
Armand de Périgord 1232-1244
Richard de Bures 1245-1247
Guillaume de Sonnac 1247-1250
Renaud de Vichiers 1250-1256
Thomas Béraud 1256-1273
Guillaume de Beaujeu 1273-1291
Thibaud Gaudin 1291-1293
Jacques de Molay 1293-1314
   

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